Ellos dos fueron el motivo de esta post boda en Hong Kong, la razón por la que fuí al otro lado del mundo y lo volvería a hacer.

Nicole y Wing son una pareja increíble.

Desbordan amor y pasión por cada poro de la piel y se nota.

Viven en Hong Kong, una urbe de más de 7.000.000 habitantes y en el que conviven una veintena de culturas diferentes, donde la británica y la china son las más numerosas.

Hace 20 años se incorporó al territorio del país más poderoso del mundo.

Desde entonces muchas cosas han ido cambiando aunque son muchos los habitantes que no se acostumbran a vivir bajo el paragüas de la censura china.

Aunque una buena parte de sus fotos las hicimos entre los rascacielos más altos de la ciudad, para poder escapar de tanto bullicio decidimos coger un ferry y escaparnos a una de las 200 islas que bordean el sur de China.

Y llegamos a un pueblo pesquero, cerca de Macao, llamado Tai O.

Justo lo que queríamos. Un lugar tranquilo, auténtico, con olores diferentes y comidas muy distintas a las que estamos acostumbrados.

Y una cultura en la que parece que el tiempo se ha detenido.

Allí estuvimos durante todo el día, aprovechando las calles y todos los rincones que nos brindaba ese sitio.

En esta post boda en Hong Kong pude capturar momentos, miradas, caricias y demás gestos que no pararon de hacerse el uno al otro.

¡Me encantaron!

Sin duda una experiencia irrepetible.

Un viaje fascinante a otro continente, a otra cultura para pasar tiempo hablando con paisanos, desconocidos y testigos de los cambios que han ido sucediendo en esta parte del mundo desde hace mucho tiempo.

Notas que un viaje enriquece cuando dejas atrás todo lo que te caracteriza y comienzas a vivirlo como si no fueras foráneo, adaptándote a cada acontecimiento que se te va presentando, a cada anécdota, cambiando tus horarios por los suyos, tus comidas, tus despertares, dispuesto a aceptar lo que va llegando sin preguntarte primero si está bien o si te gusta, agradeciendo estar ahí y ser testigo de lo que va pasando cerca tuyo.