Poco más puedo añadir a esta locura de boda que vivimos en Sonora Beach, Estepona.
Fue un desorden muy bien organizado desde el principio a fín.
Los novios estuvieron de fiesta desde que se levantaron por la mañana, ya a las 8.30 estábamos con ellos. Solo pasaron 10 minutos para saber que aquello no sabias por donde iba a salir ni si lo planeado era lo que iba a acontecer.
Para empezar: se vieron antes de la ceremonia y desayunaron junto a todos sus invitados en Jardines de la Reina.
Más tarde, una playa desierta, una Harley-Davidson de uno que estaba por allí y un chiringuito cerrado al público y totalmente decorado para el día que íbamos a vivir hicieron el resto. Así es una boda en Sonora Beach, un evento desenfadado pero muy organizado.
Eso sí, los asientos en la ceremonia fueron tumbonas; el atril, un barril pintado y para ahogar la sed, mojitos.
El lugar: Sonora Beach, que no es, desde luego, un club de playa al uso sino un lugar con ambiente bohemio y relajado donde poder escuchar reggae y rock en la playa.
Y el resto está en fotos. Eso sí, el grupo de percusión estuvo 4 horas dándolo todo y mi amigo Lua y yo no paramos de bailar y disparar. ¡Que forma de despedir la temporada!
Con vosotros: una sin palabras boda en Sonora Beach!